lundi 2 juin 2014

PIO XII

F,P,D Univers.Apuntes para una biografía de Pio XII (12)
Por Jesús Martí Ballester

SPELLMAN IRA A VISITAR OBERAMMERGAU

Quizá fueran sus celos femeninos y su sentido de la propiedad, o quizá la apariencia poco grata de Spellman y sus maneras azucaradas que repelían a tanta gente cuando se le veía por primera vez en los años anteriores a su encumbramiento..., pero cualesquiera fuesen los motivos, Pascualina sintió una animosidad instantánea contra él. Ya había experimentado la misma reacción negativa cuando el sacerdote americano visitara la Nunciatura de Berlín, a principios de aquel año, llevando los documentos oficiales vaticanos donde se confirmaba el nombramiento de Pacelli como Secretario de Estado. Entonces no le había gustado Spellman, y ahora le gustó menos. Le hubiera parecido inconcebible el pensar que algún día Spellman se relacionaría con ella como pocas personas a lo largo de su vida, y que desde entonces le uniría una amistad muy estrecha con el sacerdote norteamericano.
La frialdad perturbadora de Pascualina, apenas se instalaron en el sanatorio, dejó entrever sin lugar a dudas que Spellman sería despachado inmediatamente y no regresaría hasta el momento de escoltar a Pacelli hacia la frontera italiana. Y nadie se alegraría tanto como el propio Spellman. Transcurrida la primera noche en el sanatorio, envió a su familia una descripción superficial y sardónica de aquel extraño lugar, dejando ver que le gustaría abandonarlo cuanto antes para irse a otra parte. "Verdaderamente, estoy alojado en un colegio de señoritas... -escribía Spellman haciendo muecas irónicas-. Es un lugar estrafalario para unas vacaciones.... Hay diez o doce ventanas (en su dormitorio), una pizarra, sillas y mesas, el pupitre del maestro, una cama y un lavabo. Aquí no falta nada salvo un piano.”


LA REPRESENTACIÓN
A primeras horas del día siguiente, Pascualina sugirió enfáticamente a Pacelli que el sacerdote podría ser autorizado para visitar Oberammergau y disfrutar allí con la representación de la Pasión. Según dijo, ella había quedado encantada con tal representación, y pidió que se le concediera un permiso inmediato a Spellman para que visitase Baviera y la conociera bien. Pacelli accedió de mala gana. “No pudo negarse”, indicó muy satisfecho Spellman en una carta a casa antes de emprender su excursión. No mencionó a su familia que el Secretario de Estado no tuvo otra alternativa ante la mirada severa y el enérgico tono de la monja.
Aquel verano, Pascualina se aproximaba a su trigésimo sexto cumpleaños, y sin embargo, lo maravilloso de la monja era que nada ni nadie en la vida, ni siquiera sus necesidades y deseos humanos, habían prevalecido sobre su fe y lealtad a Dios. Para servir a Jesucristo con un “estilo sincero y anticuado” como ella lo llamaba, se había desligado por completo de su familia, tan querida, y de todo cuanto pudiera ofrecerle el mundo. Pero no se dolió o arrepintió de su decisión, ni entonces ni en ningún otro momento de su vida ulterior.

SU ENTREGA

La entrega absoluta de Pascualina a Dios, su devoción y dedicación supremas eran parte de su rara complejidad. Como monja, ligada por votos sagrados de humildad y obediencia, era compasiva y abnegada, y trabajaba hasta desfallecer. Mas siendo también una campesina y, por ende, nacida de la tierra, era una mujer correosa, aferrada a los principios. Los hombres del clero cuyas conciencias requerían vigilancia, particularmente Pacelli, presentía el gato agazapado bajo la apacible superficie, presto para el salto a la menor provocación. Cuando Pascualina atacaba, todos, fueran poderosos o débiles, se echaban hacia atrás, no atemorizados sino avergonzados. Era bien sabido que la monja se desmelenaba solamente por una buena razón..., cuando columbraba alguna amenaza contra las enseñanzas de Cristo.

EL TESORO VATICANO
Desde el instante en que el Cardenal Secretario de Estado Pacelli llegara al sanatorio, aquel mes de julio de 1930, notó en Pascualina un furor latente cuya causa no podía ser imputable a la inesperada presencia de Spellman. El verdadero motivo de esa cólera, que había estado reprimiendo durante meses, lo constituían el financiero Bernardino Nogara y su forma de manipular el tesoro vaticano. En la Nunciatura de Berlín donde reside hay un sacerdote que le ha informado con poca objetividad la persona que administraba las fianzas del Vaticano y ese asunto estaba bajo la responsabilidad del Cardenal Secretario de Estado, o sea Pacelli y ese era terreno vedado. Y tiene miedo.

LA EXPLOSIÓN LLEGÓ SIN TARDANZA.

-Eminencia, ¿qué clase de Secretario de Estado se está volviendo usted?, inquirió la monja cuando se quedaron a solas.
Los ojos le relampaguearon y la voz le tembló de emoción al encararse con Pacelli. Presintiendo la inminente parrafada, el prelado pareció horrorizado, tan aturdido ante su actitud amenazadora, fiera, que no pudo hablar.
-¿Es que usted y el Santo Padre han perdido el juicio? -prosiguió la monja. Sus palabras cáusticas sonaron acusadoras más bien que inquisitivas-.

LA HISTORIA DE OBERAMMERGAU
Oberammergau: En 1634, su gente juró celebrar La Pasión cada 10 años si se salvaban de la peste. La siguiente será en el 2020, pero un teatro. La pasión de Cristo leída, predicada, representada, siempre produce vida porque el mismo Cristo es luz del mundo, vida de los hombres y cuando aparece a nadie deja indiferente, por esa razón Pascualina está tan interesada en que monseñor Spellman hiciese el viaje costoso y largo, máxime para el que había atravesado el Atlántico, pues ha viajado de Boston Estados Unidos. Estando tan cerca quizá no tuvieran otra oportunidad como ahora que ya estaban en Alemania en Berlín. Era una gracia de Dios.

 "Ideas del hombre y más .......".

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire

Bienvenido, espacio de ideas.