lundi 20 août 2012

F,P,D Univers. "Ideas del hombre y más .......".

El ‘abuelo’ de Asia yacía en Laos

El hallazgo de un cráneo permite adelantar en 20.000 años la llegada del hombre moderno al sudeste asiático desde África

Los fragmentos de cráneo encontrados en Laos tienen unos 63.000 años. / Laura Shackelford
El hombre moderno —nuestro antepasado directo— era un impenitente viajero. Y, para los medios de la época —a pie—, bastante rápido. Tanto, que llegó, desde el origen común africano de hace más de 140.000 años al sudeste asiático, hace unos 60.000, según publican en PNAS, la revista de la Academia Americana de Ciencias, investigadores de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.
La datación ha sido posible gracias al hallazgo de fragmentos de un cráneo muy bien conservados en una cueva de los montes Anamitas, al norte de Laos. Y el resultado hace retroceder en 20.000 años la fecha estimada de la llegada de nuestra especie al sudeste asiático.
El hecho de que el hallazgo haya sido de una calavera es especialmente importante. Cuestiones como la capacidad cerebral, la composición de la dentadura, o incluso la forma de caminar, se pueden determinar con estos restos. Por eso los investigadores, que admiten que hay otros restos en la zona que podrían ser de la misma época, consideran que es este el hallazgo determinante, por su grado de conservación y la información obtenida.
Los antropólogos destacan, además, el hecho de que la calavera haya sido encontrada en el interior, y no en la costa. Se supone que la ruta inicial de las migraciones desde África a Asia fue siguiendo el litoral, pero este descubrimiento indica que ya en aquellos años la expansión del ser humano y sus capacidades le permitían adentrarse y buscar otros hábitats en los que explotar los recursos.
En la cueva no se han encontrado más restos, ni utensilios, lo que permite a los descubridores descartar que se tratara de un enterramiento o de un lugar permanentemente habitado. La teoría que manejan los estudiosos es que el individuo murió cerca, y que sus restos acabaron en ella tiempo después.
“Es un fósil del ser humano moderno especialmente antiguo y lo es, especialmente, para esta región”, ha dicho la antropóloga de la Universidad de Illinois Laura Shackelford, que dirigió el trabajo junto a Fabrice Demeter, del Museo Nacional de Historia Natural de París. “Hay otros fósiles de humanos modernos en China o en islas del sudeste asiático que podrían ser de la misma época, pero o no están bien datadas o no presentan rasgos humanos definitivos. Este cráneo está muy bien datado y muestra rasgos concluyentes del ser humano moderno”, ha dicho.
El hecho de que el hombre haya llegado a esa zona de Asia tan temprano permite asegurar la idea de que todos los actuales habitantes del mundo tienen el mismo origen. En el apretado calendario antropológico había un problema con la población de Australia y Oceanía. Lo lógico es que esta descienda de los mismos antepasados que el resto, cuyo origen actual se sitúa ahora en el Sur de África. Y el camino natural para llegar hasta ahí era que el ser humano hubiera llegado desde Asia cruzando por Indonesia. Mas había un pequeño problema para cuadrar las fechas, ya que las dataciones anteriores, que situaban el paso de los humanos por Indochina hace solo 40.000 años, no dejaban casi margen para que los aborígenes llegaran y se asentaran en Oceanía. Esto abría la puerta —o no permitía cerrarla del todo— a una teoría casi descartada, que es la de que hubiera habido varios orígenes de los seres actuales.

vendredi 17 août 2012

F,P,D Univers. "Ideas del hombre y más .......".

INCREIBLE

À Édimbourg (Écosse), des manifestants ont revêtu des cagoules colorées à l'appel d'Amnesty International pour soutenir les Pussy Riot… et promouvoir l'opération baptisée «Stand Up For Freedom», qu'organisera l'ONG lors du prochain festival de la ville.

lundi 13 août 2012

F,P,D Univers. "Ideas del hombre y más .......".

<strong>La légende.</strong> Le Jamaïquain Usain Bolt, qui a conservé dimanche soir le titre olympique du 100 mètres en 9”63, deuxième chrono de tous les temps derrière sa marque de 9”58 des Mondiaux 2009 à Berlin, est sans conteste à 25 ans le plus grand sprinteur de l'histoire par le palmarès. En conservant le titre le plus prestigieux de l'athlétisme, et avec trois médailles d'or individuelles en sprint aux Jeux olympiques, Bolt a déjà doublement égalé l'Américain Carl Lewis. Mais le sprinter de l'Alabama avait bénéficié en 1988 du déclassement du Canadien Ben Johnson (dopage aux stéroïdes) pour garder sa couronne. De plus, il détient les deux records du monde, alors que Lewis n'a jamais décroché celui du demi-tour de piste.
F,P,D Univers. "Ideas del hombre y más .......".<strong>Doux géant.</strong> Comme souvent face à la brutale irruption d'un grand requin à la surface de l'eau, la tentation est forte de se laisser gagner par la panique en se souvenant des <i>Dents de la mer</i>, de Steven Spielberg. Un long-métrage hollywoodien qui a fait sans doute autant de mal à la cause de ces poissons cartilagineux que l'appétit féroce des Asiatiques pour leurs ailerons. Pourtant, la plupart des requins sont inoffensifs pour l'homme et leurs attaques, aussi atroces soient-elles, sont le plus souvent dues au hasard. Immense et pacifique, ce requin-baleine photographié entre air et eau est considéré comme le plus grand poisson vivant actuellement. Seul représentant du genre, il peut atteindre 20 mètres de long, pour une masse de 34 tonnes.

mercredi 8 août 2012

F,P,D Univers. "Ideas del hombre y más .......".


'Curioseando' en Marte

Los expertos de la NASA ubican su todoterreno a 6,5 kilómetros del monte Sharp

Un satélite fotografió el robot colgado del paracaídas en el descenso


El 'Curiosity', colgado del paracaídas durante el descenso en Marte, fue fotografiado por el satélite MRO, a 340 kilómetros. / NASA/JPL-CALTECH



El robot Curiosity se ha posado en Marte a 6,5 kilómetros de la base del monte Sharp, en el centro de cráter Gale; mira en dirección este/sureste y no está apenas inclinado. Un aterrizaje perfecto. Fue el lunes pasado a la 7.32 hora peninsular y supuso un éxito rotundo de la NASA. En las primeras imágenes enviadas por el robot, aunque aún de baja calidad, se aprecia el terreno desértico del polvoriento mundo vecino y el monte Sharp en el horizonte.
Entre la información recibida del Curiosity en las primeras horas tras su llegada, los expertos de la NASA destacan las asombrosas fotografías obtenidas de la operación de descenso, los llamados siete minutos de terror que resultaron ser siete minutos de triunfo. El satélite Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), en órbita de Marte, logró captar el paracaídas del que iba colgado el vehículo todoterreno poco antes de llegar al suelo. Lo fotografió desde una distancia de 340 kilómetros y el paracaídas medía 16 metros de diámetro. Ambos iban a toda velocidad. Para valorar esa foto histórica, cabe recordar que los aviones comerciales en la Tierra vuelan a unos 10 kilómetros de altura. “Si la cámara hubiera tomado la imagen un segundo antes o un segundo después, probablemente solo habría visto un trozo desierto de la superficie de Marte”, comentó Sarah Milkovich, investigadora del MRO, quien bromeó diciendo que el satélite era como un paparazzi que “cazó a la nueva celebridad de la NASA en el momento más oportuno”.
Paisaje de Marte captado por el 'Curiosity' con una cámara del mástil aún sin desplegar y, por tanto, no nivelada. / nasa / jpl-caltech / malin space science systems
También el Curiosity hizo sus fotos mientras bajaba al suelo del cráter Gale: fotografió, durante su caída, el escudo térmico que le había protegido durante la entrada en la atmósfera marciana y que ya se había desprendido del sistema de descenso. Con el MRO, además, los especialistas han localizado en el suelo los varios componentes de la operación de descenso: el escudo térmico, la tapa trasera, el paracaídas y la grúa espacial, que está a unos 650 metros del Curiosity, informaron ayer los expertos del Jet Propulsion Laboratory (JPL, en California), donde se dirige la misión.
Mientras los científicos ya se frotan las manos planeando los experimentos que quieren hacer allí en cuanto el laboratorio rodante este listo, los ingenieros realizan el chequeo completo de todos y cada uno de sus sistemas, cámaras y dispositivos tras el viaje. Si todo va tan bien como hasta ahora, dentro de una semana o dos, el Curiosity puede echar a andar, aunque toda la fase de verificación completa de equipos e instrumentos durará más tiempo. Lo primero ha sido el despliegue de la antena principal, para aumentar el flujo de datos en las comunicaciones, y del mástil, que lleva cámaras.
Se han localizado todas las piezas de la operación de descenso
De la estación meteorológica española REMS, “ya hay algún dato, pero no de todos los sensores, todavía estamos en período de pruebas”, comenta Javier Gómez Elvira, el investigador principal del instrumento, desde el JPL.
El único instrumento científico del Curiosity que ha funcionado durante el viaje es el detector de radiación RAD, y ahora empieza su tarea en Marte. Marte tiene una atmósfera muy tenue (1% de la terrestre) y carece de campo magnético global, por lo que llega más radiación al suelo, lo que sería una amenaza para cualquier potencial forma de vida, explican los expertos del RAD. “Los niveles de radiación probablemente hacen que la superficie del Marte actual sea inhabitable para la vida microbiana y destruiría cualquier compuesto orgánico cerca de la superficie, por lo que el RAD ayudará a determinar a qué profundidad tendría que perforar un robot, en una futura misión de detección de vida, para buscar actividad microbiana”, añaden.
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Nuestros tatarabuelos eran tres

Tres fósiles hallados en Kenia demuestran que hubo dos especies coetáneas al ‘Homo erectus’

Las piezas ubican un polémico cráneo

Los paleoantropólogos Meave Leakey y Fred Spoor recogen fósiles en Kenia. / mike hettwer (cortesía de national geographic)

La idea sencilla de que la evolución en general, y la humana en particular, es una cadena de especies que se suceden una tras otra, es claramente incorrecta. La ciencia, los fósiles de los seres del pasado que se van encontrando, lo desmienten. En realidad, la evolución se parece más a un árbol y, a menudo, es difícil desentrañar la maraña de ramas. El último descubrimiento de fósiles del entorno de nuestros antepasados aclara el panorama precisamente de hace unos dos millones de años, cuando surge el género Homo, pero haciéndolas más complicadas que la tradicional sucesión lineal de especies. El hallazgo se concreta en tres fósiles de hace entre 1,7 y 1,95 millones de años encontrados en el norte de Kenia por el equipo que dirige una de las más famosas y respetadas paleoantropólogas del mundo: Meave Leakey.
La conclusión la resume ella misma: “Dos especies del género homo, el nuestro, convivieron con nuestro antepasado directo, el Homo erectus, hace casi dos millones de años”. La biodiversidad era una realidad en los inicios de nuestro linaje, hace en torno a dos millones de años.
Los nuevos fósiles son un esqueleto facial y una mandíbula inferior, ambos bien conservados, y otra mandíbula pero fragmentada, que se presentan hoy en la revista Nature. Fueron hallados entre 2007 y 2009 en Koobi Fora, cerca del lago Turkana en el Norte de Kenia. Es una región riquísima en fósiles de homínidos y la líder del equipo, Meave Lekey, es la científica ahora más destacada de la saga familiar de los famosos Louise y Mary Leakey, que fueron los pioneros de la búsqueda de los ancestros humanos en África.

Especie madre, especie hija... y tía

El último hallazgo de Meave Leakey en Kenia zanja una discusión antigua en la paleontología, reflexiona Juan Luis Arsuaga. Y marca un buen tanto, considera, a favor de un modelo moderno de la evolución de Darwin frente a su interpretación más clásica. El problema se puede resumir con la cronología: ¿cómo relacionar varias especies del género Homo correspondientes justo a su periodo de arranque evolutivo, hace en torno a dos millones de años?
Lo más sencillo, explica Arsuaga, sería emparejarlas y encadenarlas. El Homo habilis y el Homo rudolfensis serían en realidad la hembra y el macho de una misma especie que darían lugar evolutivamente al Homo erectus, nuestro antepasado. “Es la explicación fácil”, reconoce este paleontólogo (codirector de Atapuerca). “Pero los fósiles no se dejan meter en este esquema sencillo”.
En la interpretación clásica de la evolución, continúa explicando este experto, una especie, en conjunto, da lugar a otra, se transforma. Por tanto, es imposible explicar cómo esas especies pueden vivir a la vez. Sin embargo, con el modelo evolutivo denominado del equilibrio puntuado, destaca Arsuaga, la especie antepasada y la derivada pueden ser contemporáneas transitoriamente. “Una especie no se transforma toda ella en la nueva, sino que una parte de la primera pervive durante un cierto tiempo y, por tanto, puede existir a la vez que la derivada: la madre y la hija”.
Ahora Leakey demuestra que los fósiles de H. habilis que se habían descubierto no deben interpretarse como correspondientes a la hembra de H. rudolfensis, sino que se trata de dos especies diferentes del mismo género Homo. “Así que tenemos conviviendo, hace unos dos millones de años, la especie madre (H. habilis), la especie hija (H. erectus) y ahora la especie tía (H. rudolfensis), que luego se extinguiría”, concluye el paleontólogo español.


Entre los primeros homínidos que, a diferencia de otros primates, eran claramente bípedos, hace unos cuatro millones de años, y el Homo sapiens, que emerge hace 200.000 años más o menos, hay numerosas ramificaciones, muchas especies emparentadas extinguidas, callejones evolutivos sin salida... Los paleontólogos, poco a poco, buscando y estudiando fósiles, van reconstruyendo el árbol en que se inscribe la historia del hombre. Esta última investigación de Leakey se refiere a un tramo central de esa larga historia de cuatro millones de años.
Para comprender el hallazgo los científicos se remontan a un cráneo casi completo descubierto en 1972 y denominado 1470. Exhibe un rostro plano y alargado con una capacidad craneal considerable. Pero le faltan los dientes y la mandíbula, lo que dificultaba hasta ahora su identificación como especie, porque bien podría corresponder a un ejemplar macho de la denominada (Homo habilis), de menor tamaño corporal y más grácil, o tratarse de una especie diferente. La duda es muy importante en este caso porque, por su antigüedad, hace unos dos millones de años, el cráneo se sitúa justo en la base del linaje humano, más o menos cuando aparece en la historia evolutiva el ya menos primitivo homo erectus, que es claramente un antepasado del Homo sapiens.
Los científicos atribuyen las tres piezas que presentan en Nature a la misma especie que la del cráneo 1470. “Y es significativo que se han encontrado en un radio de 10 kilómetros del lugar donde se halló aquel fósil”, recalcan los investigadores. “Los nuevos fósiles nos dicen, por primera vez, cómo serían los dientes y la mandíbula del 1470 y nos permite separar la colección de fósiles que no son de H.erectus en dos grupos con características claramente diferenciadas”, añade Leakey.
El especialista Bernard Wood aclara en Nature el panorama resultante en este intricado ramaje del árbol evolutivo: el H. Habilis es una especie diferente del H. Rudolfensis (el cráneo 1470 más los nuevos fósiles), y ambas muestran rasgos más primitivos que el H. erectus. Pero para Wood no está claro aún cuál de las dos primeras sería la especie ancestral de la tercera. Incluso señala la hipótesis de que no fuera ni la una ni la otra, y que tanto H.Habilis como H.Rudolfensis resultaran pertenecer a un linaje diferente del ancestral del Homo sapiens.
Muy prudentemente, Leakey y sus colegas se limitan a escribir que “los nuevos fósiles confirman la presencia de dos especies contemporáneas del género Homo primitivo, además del H. Erectus, en África oriental durante el pleistoceno”.
Seguramente los esquemas actuales de la evolución humana se verán en el futuro como claramente simplistas, dice Wood. Pero algunas cosas van quedando claras: “En el origen del género Homo había mucha más diversidad de lo que algunos pensaban, algo que, sin embargo, sabemos que es habitual en la evolución de otros animales”, resume el paleontólogo Ignacio Martínez. “Nuestra evolución, una vez más, no es nada especial”.